CÁNCER DE PENE

La palabra “cáncer” se refiere al crecimiento de células anormales que pueden dividirse sin control e invadir otros tejidos que pueden o no ser vecinos. En este caso nos referiremos a los que se originan en el pene.

Si bien existen lesiones del pene que son estrictamente benignas (quistes de inclusión, leiomiomas, papilas perladas, siringomas etc.) en este caso nos referiremos a tumor maligno del pene.

Se asocia a malas condiciones de higiene, lo cual explica que la circuncisión (sacar la piel del prepucio por cirugía) realizada en niños sea protectora para esta enfermedad. El cigarrillo también se asocia al cáncer de pene.

El carcinoma de células escamosas es el tipo que lo produce en el 95% de los casos.

 

Existen un grupo de lesiones en el pene, que son consideradas premalignas (no son malignas aún, pero pueden malignizarse):

– Balanitis Xerotica Obliterante (liquen escleroso): es una enfermedad que compromete al glande y a la uretra (conducto por donde sale el pis desde la vejiga al exterior), generando cicatrización y estrechez uretral; algunos trabajos, la relacionan a largo plazo con neoplasias de pene. En principio el tratamiento es con cremas tópicas.

– Papiloma Virus humano (HPV), sobre todo los serotipos 16 y 18.

En muchos casos pueden no dar síntomas, pero en otros generan verrugas genitales (condilomas acuminados) que deben tratarse con Podofilino, ácidos o cirugía. Dejadas a su libre evolución pueden transformarse en cáncer de pene. Actualmente se está trabajando en la vacuna que lo previene, pero aún no hay suficiente evidencia para el hombre adulto. En casos de esta enfermedad, debe estudiarse la pareja también.

 

Enfermedad maligna, cáncer de pene:

La misma se presenta como un tumor que puede comprometer cualquier parte del pene (glande o cabeza y cuerpo). La incapacidad de retraer el prepucio (fimosis), no solo impide una higiene adecuada que puede predisponerlo, sino también, puede ocultarlo. 

Sorpresivamente, los pacientes con lesiones en pene suelen demorar la consulta al urólogo, lo cual empeora las posibilidades de curación.

 El urólogo, al ver el tumor en el pene, revisará ingle del paciente en busca de ganglios agrandados (adenopatías), sumándole la Tomografía Axial Computada (TAC) con contraste endovenosos, de abdomen y pelvis en busca de enfermedad en los ganglios o en otros órganos.

 

La biopsia del tumor no es siempre necesaria.

El tratamiento local consiste en la extracción del tumor (penectomía), que según el tamaño tumoral permitirá o no conservar todo o parte del pene, realizando plásticas para reconstruir el pene remanente; lamentablemente, en tumores muy grandes no puede preservarse el mismo, teniendo que abocar la uretra al piso de la pelvis (meato perineal), para que el paciente pueda orinar y alterando la vida sexual del paciente.

Con los datos del examen físico, la anatomía patológica del tumor extraído (grado del tumor, agresividad y penetración de los tejidos), sumado a la TAC, se podrá determinar el nivel de avance de la enfermedad (estadificación).

Muchas veces, la sola extirpación del tumor del pene es todo el tratamiento necesario.

Otras, debe realizarse el tratamiento de los ganglios a donde dicho tumor drena, inguinales y de la pelvis (linfadenectomía) en busca de la curación. Esta parte del tratamiento, puede estar precedida de antibióticos o biopsia de los ganglios.

Tanto la radioterapia como la quimioterapia pueden ser parte del tratamiento, sin ser de primera elección en la mayoría de los casos.